viernes, octubre 2

Isaac es necesario

Habia cierto rabino que era adorado por su comunidad; a todos les encantaba lo que decía.
La excepción era Isaac, que, a la menor oportunidad, contradecía las interpretaciones del rabino, y señalana errores en sus enseñanzas. A los demás les irritaba mucho esa actitud, pero nada podrían hacer.
Cierto día, Isaac murió. Durante el entierro, la comunidad se dió cuenta de que el rabino estaba profundamente triste.
-¿Porqué tanta tristeza? -comentó alguien -¡Él no hacia otra cosa que buscar defectos en lo que usted decía!
-No me lamento por mi amigo, que hoy esta en el cielo -respondió el rabino -si no por mi mismo. Mientras todos me reverenciaban, él me desafiaba, y yo me veía obligado a mejorar. Ahora que él se ha ido tengo miedo de dejar de crecer

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